La buena forma de manejarse…
Será posible?
Creo, tal vez…
Por qué no?
Todo mi trabajo está en duda. No hay una fórmula definitiva ni imposición de idea.
En unos de los laboratorios especiales del MOMENTO PRESENTE dije: «necesitamos de un público inteligente, que piense.
Reírse del cliché una y otra vez nos hace retroceder. Aplaudir es sano, pero hacerlo por amiguismo, aunque pueda parecer alentador, es pobre. Los Bravo!!! del público son torpezas que restan al trabajo del narrador.
Necesitamos narradores más preparados en literatura, más cuestionadores con su propia producción, más buscadores de textos y de buen material para narrar.
Pero los narradores, en los talleres, necesitamos del respeto de los docentes. De un trato más igualitario entre todos los compañeros.
Considero que en un taller puede estar la voz del maestro pero luego no debe haber un «segundo maestro o discípulo principal» por más avanzado que este se crea. Todos debemos tener la misma oportunidad de opinar.
El taller es como una extraña pintura.
¿Quién es el pincel o el diseño?
Se pinta. Cada clase es un motivo distinto, un cuadro único e irrepetible.
La palabra NO en la enseñanza, evitarla. Creo debemos buscar otra forma de comunicar.
Esto lo aprendí de un alumno hace tiempo y todavía ronda en mi cabeza. Seguramente servirá para la vida fuera de los cuentos.
Primero la persona, luego el cuentero.
La cuestión emocional influye en lo expresivo. Descubrir que necesita el compañero para apuntalar el cuento.
Leerte es estar escuchándote. Gracias por tu forma maravillosa de vernos y respetarnos.
Es mi maestro de cuentos y de vida. Sin palabras querido Pedro,