Joe Show – Anselmo y el Tobby.

                                                                           
ANSELMO Y EL TOBBY

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Mi viejo Thor
Mi viejo Thor.
Inolvidable.

– ¿Otra vez? Dónde se metió? Andá a buscarlo, seguro que fue de nuevo abajo del puente.
– Ta bien Don Guillermo, Voy.
Estaba lloviendo, me mojé esas dos cuadras pero valió la pena. Allí estaba el Tobby. Mirando fijo el paredón del puente. Él ya no estaba. Ni allí, ni en ningún otro lado. Anselmo se había marchado, hacía tiempo que había empezado a marcharse un poco de viejo y un poco de enfermo. Pero nunca nos imaginamos que podía marcharse de esa forma. Pero el Tobby lo seguía buscando abajo del puente.
Por eso cuando el Tobby se quedó guachito y todo roto Don Guillermo me dijo. Andá a buscarlo. Lo vamos a llevar al veterinario y le vamos a dar morfi y aquí entre el cariño de los pibes se va a olvidar.
Claro que lo fui a buscar y después de hacer todo lo que dijo Don Guillermo el Tobby se quedó con nosotros. no sé como hacen los perros, porque no tienen memoria como los humanos, pero tienen más corazón parece. Son más agradecidos. Por eso se escapaba y volvía siempre abajo del puente a buscar a su compañero de toda la vida. Durante las noches, cuando Don Guille sacaba la silla de paja a la puerta del gimnasio, el Tobby se sentaba a sus pies y de pronto levantaba las orejas y se paraba mirando fijo. Para el lado del puente, como si el Anselmo pudiese venir desde allí. Pero no… No venía el Anselmo. Entonces Don Guillermo le acariciaba el lomo y el Tobby se calmaba.
Anselmo era conocido en el barrio, ¡ cómo le gustaba el box!. Cuando el campeón, el Panterita Crespo andaba por este barrio, el Anselmo lo miraba, lo seguía un par de cuadras, como para pedirle una palabra, un autógrafo. Pero no se animaba. Lo seguía nomás. O lo seguía hasta el café para pispiarlo a través de la ventana del bar. Y el Panterita desde adentro le hacía un par de fintas y le mandaba por el mozo el paquetito con las medialunas y el café con leche en un vaso de plástico.
Y cuando empezó a chusmear por acá, por el gimnasio. Don Guillermo lo dejaba entrar y se quedaba allí, en una puntita mirando a los pibes como entrenabamos. Y cuando los pibes nos ibamos. Don Guille le decía:
-¿Querés darte un bañito Anselmo? El agua está calientita viejo, andá ¿querés morfar algo viejo? preparo una tortilla para dos y un vinito ¿querés?
Mirá lo que traje de la carnicería, los huesos de osobuco para el Tobby che. Y un poco de agua fresquita ¿le damos?
Nunca hubiese podido ser boxeador el Anselmo, era puro huesos y tenía todas las enfermedades imaginables. Tosía y tosía y vuelta a vuelta al hospital, lo afeitaban, quedaba como un bebé arrugado, lo bañaban, lo curaban,lo engordaban y otra vez a la calle abajo del puente. Eso sí. Mientras estaba internado al Tobby había que llevarle el morfi al portón de entrada del hospital, porque no se movía de allí, hasta que el Anselmo salía. ¡Había que ver como movía la cola y ladraba el Tobby cuando salía el Anselmo!
Hasta que una noche llegaron esos pibes justo allí, abajo del puente. Estaban borrachos, porque para pegarle a un viejo indefenso… borrachos y también hijos de puta. Niños bien le dicen.
– ¿Así que vos sos el ciruja que le gusta el box? ¿ a ver cuanto te gusta? mostráme.
Uno le dio un golpe en la cabeza, el Tobby mostró los dientes y saltó y llegaron las patadas.
El aullido y Anselmo se tiró sobre su perrito y más patadas…
– «Lacra, basura, inservible, ciruja.»
Todos fueron en cana, y Anselmo al cielo, al cielo de los cirujas y sus perritos y el Tobby todo roto.
– Andá a buscarlo. Lo vamos a llevar al veterinario y le vamos a dar morfi y aquí entre el cariño de los pibes se va a olvidar.- Decía Don Guillermo.
Por eso ahora estaba aquí el Tobby, todo renguito pero comiendo huesos de osobuco y tomando agua fresquita.
Por eso ayer a la noche el Tobby miró a don Guillermo.
– Sabés Joe, ayer el Tobbý me habló con los ojos, me lamió la pierna y se fue caminando así como estaba, todo renguito, se fue caminando para el puente. A dormir allí. Yo lo llamé:
– ¡Vení Tobby, vení para acá! Se dió media vuelta y me miró con esos ojos… , movió la cola despacito, como una manija a punto de parar.
– Pero vení para acá carajo! Me miró por última vez y encaro despacito para el puente.
Se fue al puente, ese que te cruza al cielo de los cirujas y los perritos.
Andá a buscarlo Joe Show. Andá a buscarlo

Thor.

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3 comentarios en “Joe Show – Anselmo y el Tobby.”

  1. Mmmm..!Me partio el corazón, cruel como suelen ser los que no saben lo que hacen y tierno pura lealtad y amor como son esos seres de la raza perros

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